Un descubrimiento y un hotel con mucho encanto para quienes buscan tranquilidad y sentirse cómodos incluso en zonas turísticas.
Tiene tres grandes puntos a favor: su elegida ubicación, con vistas privilegiadas sobre la ría y la bonita playa, pero de espaldas al bullicio del centro de Portonovo (aunque está al lado, a 2 min andando); su bonita decoración en todo el hotel, amplias habitaciones con terraza y el amabilísimo personal; y la cafetería-restaurante con grandes vistas, que hace posible quedarse todo el día en la cala si se desea (y lo probado allí, con una excelente calidad-precio). Muy recomendable establecimiento.