El alojamiento está muy cerca del casco antiguo, a 10 minutos andando del teatro romano. Las instalaciones son nuevas, la llegada es autónoma mediante código. Las únicas pegas son que la mampara de la ducha es corta y se sale el agua, te duchas un poco en tensión para que no salga mucha y no sabes muy bien cómo ponerte, y la cama, en relación con el tamaño de la habitación es un poco pequeña. La almohada, para nuestro gusto, muy alta. La persona que nos atendió, la noche anterior nos mandó un mensaje súper extenso con recomendaciones de todo tipo, sitios para desayunar, comer, sitios que visitar… la verdad, volveríamos sin pensarlo.