A las 15:00h nos informaron que podíamos acceder a la habitación. Llegamos a las 16:00h, pudiendo subir hasta el piso de la habitación con los códigos facilitados. Sin embargo, al intentar introducir el código de la habitación, nos dio error en varias ocasiones, y no encontramos solución a pesar de estar siguiendo las instrucciones que nos dieron por teléfono. Una de las limpiadoras, muy agradable y atenta, trató de ayudarnos pero fue imposible acceder a la habitación incluso con sus propios códigos. Llamamos a los encargados y mandaron a una persona de mantenimiento, quien se presentó una hora después y trató de arreglar la puerta. Imposible también. Tras otra media hora más, nos ofrecieron acudir a otra pensión llamada ‘Los perales’ y no tuvimos más remedio que aceptar, pues un 26 de diciembre por la tarde era imposible encontrar nada más con condiciones similares. ‘Los Perales’ estaba 15 minutos más lejos de la primera estancia y, por lo tanto, del centro de la ciudad. Debido a la espera y a las nuevas, y peores condiciones de localización, esperábamos una estancia de igual o mayor comodidad, pero nada más lejos de la realidad. Al llegar a la segunda pensión, ‘Los Perales’, aunque conseguimos entrar, las condiciones del espacio eran vergonzosas en cuanto a limpieza, estado de los armarios, cajones, puerta, toallas, ducha, etc.