Traumática: la habitación estaba sucia; se veían las manchas del suelo. Las almohadas olían. Tuvimos que poner una toalla por encima para dormir. El baño con agua por el suelo que salía de la bañera. Quise limpiar y encontré lo que parecia un trapo sucio y arrugado que resultaron ser unos calcetines usados. Una especie de terraza con un cenicero lleno de colillas, plantas secas. Todo sucio. Pedimos que nos cambiaran de habitación y aunque la otra estaba mejor también salía agua de la bañera y la limpieza, aunque mejor que en la primera habitación, no estaba limpia del todo. Tuve que limpiarla yo con kleenex.
No hacían las camas. El desayuno, que nos llevaban a la habitación, continuaba allí cuando regresábamos. En una ocasión no pusieron cubiertos.
No había papel wc de repuesto, teníamos que pedirlo en recepción. Y lo peor es que nos sentíamos prisioneros porque nos cobraron por adelantado, con lo que no pudimos irnos y cambiar de hotel porque nuestro presupuesto ya estaba ajustado a ese alojamiento.
Una experiencia muy decepcionante