Lo primero que queremos destacar es que recomendamos este hotel mil por mil. Es un lugar con encanto, de estilo rústico pero con un toque actual, con un equipo humano maravilloso y un spa que, sin duda, merece la pena visitar.
Respecto a la habitación, hay dos aspectos que creemos que podrían mejorarse:
Por un lado, echamos en falta cojines. Resulta incómodo si te apetece descansar un rato, ver la televisión o simplemente estar tumbado de forma más relajada. Además, las almohadas nos resultaron bastante bajas (aunque esto es algo muy personal). Si hubiera cojines, creemos que la experiencia sería mucho más confortable.
Llamamos a recepción para consultar si podían facilitarnos alguno, y aunque nos informaron amablemente de que no disponían de cojines, nos ofrecieron dos almohadas extra, lo cual agradecemos muchísimo.
Por otro lado, las camas estaban vestidas con una sábana y una colcha fina, lo que puede ser suficiente para muchos, pero en mi caso, que soy un poco friolera, decidí utilizar el nórdico que estaba guardado en el armario, perfectamente embolsado. Sin embargo, no se proporcionaba una funda o sábana para cubrirlo, algo que nos pareció poco higiénico.
Adicionalmente, recomendamos las habitaciones con balcón con vistas a los viñedos.
Más allá de estos dos detalles, salimos encantados. Nos fuimos con ganas de volver y, por supuesto, de recomendarlo a nuestros familiares y amigos.