Hemos pasado 10 días en una de las casitas de piedra de Ca La Irene este verano, de vacaciones. El enclave es privilegiado, a tan solo tres minutos a pie de Platja Fonda y las calas de Fornells, pero además el amplio terreno con pinos y arbustos del que dispone la casa, ofrece sensación de privilegio y exclusividad si lo que buscas es tranquilidad, paz y naturaleza.
Pese a la calor de los días en que estuvimos, el aislamiento que ofrecen las paredes de piedra y la sombra de los pinos y demás vegetación, disfrutamos de una sensación térmica muy agradable.
Destacamos la amabilidad de Maria Rosa, la propietaria, quien nos recibió muy amablemente y nos dispensó una atención constante pero discreta que nos proporcionó seguridad, flexibilidad y confort sin restarnos autonomía e independencia.
Sin duda recomendaremos Ca La Irene y volveremos a ir.